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5 cosas que no podés dejar de hacer si viajas a Lisboa

by Leonardo Zurita
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Cada vez son más los turistas que deciden conocer Lisboa. Esta mágica ciudad costera te enamora a primera vista con sus angostas calles repletas de históricos cafés, su vibrante cultura y su exquisita gastronomía. Además, Portugal es un país dentro de todo barato, en comparación con otros países europeos, y esto se nota aún más cuando te alejás de las grandes ciudades portuguesas y visitás los pequeños pueblos costeros.

Y como si hicieran falta más razones para perderse en las calles de Lisboa, aquí te comparto 5 cosas que no podés dejar de hacer en la capital portuguesa:

1. Visitá el Mercado da Ribeira

Este mercado es actualmente uno de los mejores lugares donde comer en Lisboa. Este paraíso de los gourmets se encuentra en la Avenida 24 de Julho 50 y el acceso es gratuito.

Abre de domingo a miércoles de 10:00 a 00:00 y jueves a sábados de 10:00 a 02:00.

Acá vas a disfrutar de los mejores vinos, quesos y fiambres por precios muy accesibles. La parte central del mercado cuenta con mesas de madera corridas que se comparten entre todos los puestos, por lo que es un lugar genial para ir con amigos o en pareja y que cada uno disfrute del tipo de comida que prefiera sin tener que cambiar de local. La comida portuguesa es una de las mejores del mundo, no dejes de probarla.

2. Disfrutá del atardecer desde el Castillo San Jorge

No podés irte de Lisboa sin visitar uno de los monumentos más conocidos de Lisboa. Tanto de día como de noche su imagen sobresale en la cima de la colina de San Jorge, la más alta de Lisboa y donde se encuentran los barrios Castelo y Alfama. Además del castillo con sus once torres en el mismo recinto hay un pequeño museo, un bar y un restaurante.

En cuanto a los precios de las entradas, la tarifa básica es de 8,50 euros, pero también hay una tarifa reducida de 5 euros para estudiantes menores de 25 años, seniors +65 y personas discapacitadas.

Si vas a última hora no solamente te cobran la tarifa reducida, sino que también vas a disfrutar de un atardecer inolvidable sin tanta cantidad de turistas.

Buscá el puestito «Wine with a view» para acompañar la vista con una buena copa de vino.

3. Prohibido no subir al tranvía 28

Lisboa está construida sobre siete colinas y la mejor manera de recorrer la ciudad es en tranvía. La Ruta 28 se extiende desde la Basílica de la Estrella hasta el Bairro Alto , la Baixa, la catedral y el castillo. Te llevará por todas las áreas más importantes y lugares de interés en corto tiempo por solamente €2,85.

Además, el look de este tranvía, que está construido en madera por dentro, además de su iluminación interior lo hacen un transporte ideal para hacer turismo en la ciudad disfrutando de lo más importante para ver en Lisboa.

4. Subí al Elevador Santa Justa

Construido en 1902 por Raoul de Mesnier du Ponsard, discípulo de Gustave Eiffel, el Elevador de Santa Justa conecta a una calle, Rua Aurea en Baixa, con otra, Largo do Carmo, que se extiende a una altura de 45 metros. Tomar el ascensor de hierro vale la pena, no solamente por su interesante mecanismo, sino también por la vista panorámica que se puede disfrutar desde el café en la azotea.

Si tenés tiempo almorzá en el restaurante Bella Lisa, desde allí podrás disfrutar de un buen plato junto con una de las mejores vistas de Lisboa.

El precio del billete es de 5 euros.

5. Probá el Pasteis de Nata

Ese pastel merece una, dos y 100 visitas a Lisboa si es necesario. Están por todo Portugal: en supermercados, tiendas, mercados y pastelerías. Pero los únicos y originales están en la pastelería en el barrio de Belém en Lisboa, justo al lado del monasterio de los Jerónimos, la vas a reconocer por las largas filas en la puerta del lugar.

Estas tartaletas consisten en una base de masa hojaldrada rellena con una crema parecida a la pastelera aunque más suave preparada a base de nata.

En general, se acompañan de canela y azúcar glasé. Cada pastel cuesta 0,90 euros.

Si tienes la posibilidad de viajar a Lisboa, disfrutá de perderte en sus mágicas calles y pasajes para apreciar la gran variedad de azulejos que decoran cada edificio y que ya son parte integral de la cultura portuguesa.

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