La capital tailandesa es una ciudad vibrante que nunca para. Si estás de viajar a Bangkok, éstas son algunas de las cosas que podés hacer allí.
Por empezar, vale la pena decir que Bangkok está repleta de templos de distintos tamaños, colores y dedicados a distintos dioses. Los más famosos son WatPho (El Templo del Buda Reclinado), WatArun (El Templo del Amanecer) y WatPhraKaew (El Templo del Buda Esmeralda). Los tres sitios son de fácil acceso por el río Chao Phraya o tomando un taxi o tuktuk desde las principales zonas turísticas, (como Khao San Road, de la que hablaremos más adelante).
WatPho es un templo muy visitado por turistas y tiene la particularidad de albergar un enorme buda dorado de 46 metros de longitud. Si pensás que es demasiado largo para entrar en un templo, deberías verlo en persona: es mucho más grande de lo que te puedas imaginar. Este wat fue construido durante el reino de Rama I, mucho antes de que Bangkok se convirtiese en la capital de Siam (la actual Tailandia).
Por otra parte, si continuamos hablando de budas, WatPhraKaew es el hogar de uno pequeño, que mide unos 75 centímetros, es de color verdoso y está hecho de jade, al que llaman “Buda Esmeralda”. Es una de las estatuas de buda más sagradas del país y los tailandeses realmente la veneran, ya que viajan desde el rincón más lejano para visitarla alguna vez en la vida. No se permiten fotos en el recinto y hay que ser muy respetuoso con esta figura religiosa. Cualquier falta de respeto, como apuntar los dedos de los pies hacia ella, puede desatar el enojo de los fieles. Este templo se encuentra dentro del complejo del Gran Palacio, que fue residencia real desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. Se puede acceder tanto al palacio como al templo abonando una misma entrada.
Finalmente, WatArun es el templo que más esfuerzo requiere para ser visitado. Está al otro lado del río Chao Phraya y, aunque no es difícil cruzar, enseguida sentirás la presencia de su imponente torre de casi 90 metros, denominada “prang” por los khmer (pueblo que vivió en el territorio que actualmente ocupan Tailandia y Camboya). Subir a lo alto de este prang da bastante miedo porque tiene unos escalones muy empinados. Dicen que los construyeron de esa forma adrede, para que al subir los fieles estuviesen con la mirada baja (mirando donde pisaban) para mostrarse humildes ante Dios.
Cerca del río es donde podrás encontrar refugio del calor agotador de Bangkok. Un paseo en barco puede ser una excelente actividad para realizar por la mañana temprano o cuando está cayendo el Sol, cuando la brisa acaricia la piel y refresca. Hay unos botes de color azul, los llamados botes turísticos, cuyo costo es casi irrisorio y que permite subirse y bajarse en distintas “estaciones” o puertos. Una señora con micrófono va informando en inglés los atractivos cercanos a cada puerto e informando algunos datos de color sobre la zona. También hay otros botes –de colores naranja, blanco y amarillo- locales o rápidos que hacen más o menos paradas que el turístico y que cuestan menos.
La zona de Khao San Road es muy animada, sobre todo para los jóvenes y para aquellos que viajan como mochileros. Los hoteles y albergues en este barrio son muy baratos y suelen ofrecer lo básico para dormir e incluso desayunar. También es un lugar donde podrán ir de fiesta 24/7, ya que está lleno de bares y discotecas plagadas de turistas de todo el mundo.
Pero si preferís un ambiente un poco más lujoso o de negocios, la zona predilecta es la periferia de Lumpini Park, un enorme pulmón verde rodeado de un distrito donde se ubican grandes empresas y edificios infinitos. El parque tiene un lago artificial y se puede ver a los ciudadanos de Bangkok haciendo deporte a lo largo de todo el predio.
También pueden disfrutar de las compras visitando Siam Square, una zona de shopping que alterna puestos callejeros con centros comerciales 5 estrellas como el Siam Parangon. Si querés comprar recuerdos baratos o ropa de imitación, el mall ideal es MBK.
Todo esto y mucho más se puede hacer en Bangkok. ¿Qué estás esperando para viajar?